25/10/2010 - 14 usuarios online
En 1995, el escritor portugués afincado en España José Saramago publicó la novela "Ensayo sobre la ceguera", una fábula apocalíptica sobre una epidemia de ceguera que ataca primero a un hombre, luego a una ciudad y, por último, a todo el planeta, con una furia y velocidad devastadoras. El brasileiro Fernando Meirelles ("El jardinero fiel", "Ciudad de Dios") realizó su adaptación, que ahora se estrena en España.
El libro se convirtió en un bestseller internacional, que contribuyó a que en 1998 Saramago ganase el Premio Nobel de Literatura. Convertirlo en guión cinematográfico no parecía nada facil. El guionista, actor y director canadiense Don McKellar, entre cuyas películas se encuentra el drama apocalíptico "Last Night", buscó conseguir los derechos del libro. Se puso en contacto con el productor Niv Fichman, con quien ya había trabajado en la cinta citada y como guionista en la ganadora de un Oscar "El violín rojo" y ambos intentaron convencer a Saramago.
"Creo que Saramago tenía miedo de que un estudio convirtiera esto en una película de zombies y que se perdiera la referencia política subyacente de la historia", afirma Fichman. "Así que le explicamos que nosotros tendríamos el control y que no le tendríamos que enviar las tomas diarias a nadie. Le explicamos que tendríamos libertad para escoger a los actores, para rodar cómo y dónde quisiéramos y para hacer lo que consideráramos que era mejor para la película".
Finalmente, Saramago -a quien visitaron en su residencia canaria de Lanzarote- aceptó y McKellar empezó a trabajar en el texto. "Ninguno de los personajes tiene nombre ni pasado, lo cual es muy poco corriente en una historia de Hollywood. La película, al igual que la novela, aborda directamente el tema de la visión y los puntos de vista y te pide que veas las cosas desde otra perspectiva. Para mí, como guionista, resultó muy liberador".
McKellar también comprendió que la película tendría que divergir del libro en varios aspectos clave. Sobre todo, tenía que considerar la idea de que en la sala de cine, el público iba a desarrollar una insólita relación de voyeurismo con estos personajes que pueden ser vistos pero que no pueden ver. En el libro, sólo la Mujer del Médico pude ver todos los terribles sucesos que están ocurriendo, pero en la película, el público se convierte, como ella, en testigo. Ambos compartirían la carga de la visión y esta era una situación delicada con la que McKellar debía ir con cuidado.
"Como la Mujer del Médico, el público está viendo a la gente, y aquí entra en cuestión la humanidad de observar y no actuar, que es uno de los temas fundamentales de la película," señala McKellar. "En algunas escenas, sobre todo en la escena de la violación, estás viendo cosas que no necesariamente quieres ver. Quieres tener la libertad de mirar a otro lado, de girar la cabeza, pero no está permitido. Quería que el público compartiera la perspectiva de la Mujer del Médico, que cada vez tiene más responsabilidad".
La Mujer del Médico ayudó a McKellar a adentrarse en la historia. "Incluso le pregunté a Saramago por qué la Mujer del Médico tarda tanto en pasar a la acción en el hospital. ¿Por qué no actuó antes? ¿Por qué, cuando vio lo que sucedía, no agarró sus tijeras y mató? Me dijo que tomó conciencia de la responsabilidad que entraña ver, primero hacia sí misma, luego hacia su marido, luego hacia su pequeña familia, luego hacia su pabellón, y finalmente hacia el mundo en el que tiene que crear una nueva civilización. Era una responsabilidad que no sabía que tenía. Toma conciencia a través de acciones y circunstancias, y eso es algo que quería que se percibiera claramente en la película".
La fuerza del guión cautivó a todos los que lo leyeron y también interesó a dos productores adicionales: Andrea Barata Ribeiro de O2 Filmes, que había producido "Ciudad de Dios" y su reciente secuela "Ciudad de hombres", y a Sonoko Sakai, fundador de Bee Vine Pictures (afincada en Los Ángeles y Japón), que acaba de producir la adaptación de Francois Girard de "Seda".
Fernando Meirelles, quien ya se había interesado por el libro cuando se editó y ya se había convertido en un cineasta de fama internacional, apareció como la alternativa ideal para realizar la película. "Sólo hicieron falta cinco minutos para convencer a Meirelles para que tomase el timón de "A ciegas", recuerda el productor Andrea Barata Ribeiro, "Fernando podía haber hecho cualquier película, pero cualquiera que haya trabajado con él sabe que su preocupación es hacer del mundo un lugar mejor, y esta historia siempre fue importante para él".
"Esta historia no tiene una verdad, y todas las distintas interpretaciones tienen sentido. Hay muchos dilemas morales y creo que la película, en este sentido, va más allá que el libro, en el que las cosas son más en blanco y negro. He añadido mucho gris. Es una historia que debe generar muchas preguntas pero no dar ninguna respuesta. Plantea cuestiones sobre la evolución del hombre, nos hace reflexionar de forma crítica, pero no apunta a ninguna dirección en concreto. Como en la historia, cada uno tendrá que descubrir por sí mismo su propio camino", ha dicho el director brasileiro.
"El primer acto -añade- es donde todo el mundo se queda ciego, todo se mueve muy deprisa y es casi una película de acción. Me pareció importante que el público experimentara la opresión de no saber qué está pasando al principio.. Para el segundo acto, en el que el médico y su mujer llegan al psiquiátrico y experimentan la ceguera, utilizamos muchas imágenes abstractas para conseguir la sensación de estar realmente desorientado. Este acto también introduce al personaje del Hombre del Parche Negro como narrador y al Camarero que se declara a sí mismo Rey del Ala Tres. La historia toma otra dirección con un grupo que pelea contra el otro en una especie de guerra de bandas. Luego, tras el incendio del psiquiátrico, se abre una nueva puerta, la gente se va y se convierte una vez más en una película nueva".
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13/03/2009 11:36:18