27/04/2009 - 9 usuarios online


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Juan Villoro: "El guionista es la persona a la que se traiciona para hacer una película"


Villoro

“Tengo un temperamento extraordinariamente disperso, me gustan muchas cosas al mismo tiempo: escribir para niños, escribir novelas, estoy escribiendo teatro, hago traducción”. Y con la lectura pasa igual, reconoce el escritor y guionista mexicano Juan Villoro en declaraciones al diario El Universal: “De pronto leo un cuento para niños —muchas veces con mi hija, pero incluso por mi cuenta también lo hago—, o un libro de filosofía porque me interesa el tema, o de artes plásticas porque estoy escribiendo sobre un pintor, pero luego me sigo con ese autor”.

Paradójicamente, lo que menos lee este novelista, traductor, ensayista, autor de libros para niños y, eventualmente, periodista, es novela, y todavía menos la novela contemporánea; fue en su adolescencia cuando leyó con mayor intensidad.

Villoro (ciudad de México, septiembre de 1956) es uno de los autores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX más leídos en el extranjero y en México. Sus novelas, cuentos o libros para niños y también sus crónicas son conocidos y buscados.

Es autor de unos 20 libros, entre los que están El testigo, La casa pierde, Materia dispuesta, El disparo de Argón, Los once de la tribu, El libro salvaje. En puerta, para publicar en México con Almadía, tiene la novela corta Llamadas de Amsterdam, que ya apareció en Argentina, donde en breve será llevada al cine por la directora Sandra Gugliotta, en una adaptación en la ciudad de Buenos Aires. Y aunque él podría participar en algunas escenas adicionales para el guión, el cine no es campo que le satisfaga:

“Me gusta mucho el cine, pero es la muerte de la mayoría de los escritores, no tienes ningún control al respecto. El guionista es la persona a la que se traiciona para hacer una película, a veces la traición es positiva, a veces no. He escrito guiones, sólo uno se ha filmado (Vivir mata), pero la experiencia no es satisfactoria por la necesidad de tener que ajustarse al presupuesto, a las demandas de los productores, a los caprichos de mucha gente".

Ha hallado un lugar más cómodo en el teatro. En la actualidad, el escritor tiene dos proyectos concretos: la traducción y adaptación a la época contemporánea de Egmont, un drama del siglo XVIII, de Goethe, que llevará a escena la Compañía Nacional de Teatro. El otro es una obra de teatro de su autoría, que ha llamado El filósofo declara. Para esta puesta ya cuenta con director y es probable que se ponga en 2010; sin embargo, aún está en pláticas.

Hay más: Villoro escribe una novela desde hace tres años: “Creo que llevo como una tercera parte ya en versión definitiva, está semicompleta en borradores; yo calculo que me falta trabajar dos terceras partes. Es una novela como de 300 páginas.

Ese moverse con flexibilidad por distintos géneros ha llevado también a Villoro al periodismo, por ejemplo: emprendió por su cuenta el contar la historia de un grano de sal, desde Japón hasta Baja California.

“Yo necesito escribir en un género, luego en otro, luego en otro. Suena a veces como pretencioso decir que estoy en muchas cosas porque de algunas sólo tengo dos líneas y hay una impotencia total. La verdad es que sí hago muchas pero voy fracasando en casi todas, y la única en que no fracaso es la que termino. Luego vuelvo otra vez, y hay cinco en las que no puedo”.

© El Universal / abc guionistas

04/04/2009 12:13:27