03/07/2009 - 16 usuarios online
Mario Camus, guionista y director de cine, presentó esta semana en Avilés la biografía del psiquiatra y novelista Luis Martín-Santos. "Sólo son diez minutos", indica el periodista. Y así es como el director de cine Mario Camus (Santander, 1935) toma asiento en una sala del hotel Palacio de Ferrera de Avilés. Son cerca de las tres y por la tarde participa, junto a José Lázaro y Enrique Baca, en la presentación de la biografía del novelista y psiquiatra Luis Martín-Santos, el inventor de la novela moderna española, una obra de investigación escrita por Lázaro que se ha llevado el premio "Comillas" a la mejor biografía. Se trata de la clausura del VI Congreso de tratamiento asertivo comunitario de Avilés. Allí lo entrevistó La Nueva España.
-Mario Camus y Luis Martín-Santos.
José Lázaro, que escribía la biografía de Martín-Santos, me buscó porque sabía que el autor de "Tiempos de silencio" y yo habíamos sido amigos desde 1960 y hasta su muerte, cuatro años después. Martín-Santos y yo nos veíamos con cierta frecuencia, manteníamos correspondencia. Así que Lázaro me citó para entrevistarme. Estaba interesado en conocer mi relación con Martín-Santos y estuvimos hablando un par de días. Después, Lázaro se fue, escribió la biografía, le dieron el premio "Comillas" y me invitó a la presentación de su estudio en Madrid, pero no pude ir.
-Y ahora, en Avilés, cumple su compromiso.
Más o menos. Por razones que ahora no recuerdo no pude estar en la presentación. Lázaro me llamó y me dijo que había una segunda oportunidad, en la clausura de este congreso.
-Martín-Santos se inventó la novela moderna.
Nunca pensé que "Tiempos de silencio" podía dar una película. La hizo, al final, Vicente Aranda. La novela, desde luego, es maravillosa, pero me parecía muy difícil ponerla en imágenes, así que nunca me interesé por el libro. Martín-Santos, sin embargo, me ofreció el segundo, "Tiempo de destrucción", el que no pudo terminar. Todo quedó en un proyecto, la vida te lleva por un camino que al final no es el que estaba previsto.
-Me parece que usted se siente más escritor que director de cine. ¿Me confundo?
Pues no lo sé. Mi carrera cinematográfica es muy larga. Empecé en 1958, con Daniel Sueiro. Los dos escribimos "Los golfos", de Carlos Saura. Luego me dediqué a alternar la escritura con la dirección. En mi carrera ha habido de todo: encargos que cumplí con gusto y películas que tenía que hacer por razones económicas. Ya sabe que los directores pasamos de tener encima de la mesa todas las ofertas a no tener ninguna. Escribí historias para mí mismo y otras veces he escrito películas para otros, para Pedro Olea, para Pilar Miró, para muchos otros. Pero, bueno, contestando a su pregunta, no prefiero ni una cosa ni la otra.
-Pero en los créditos de sus films pone "Una historia de...", "escrito para el cine por..."
Poner "guión de..." me parece poner bastante poco. El público, en general, no sabe qué significa eso de ser guionista. Yo creo que al final los espectadores consideran que un guión es una relación de sucesos. Por eso prefiero poner "una historia de...", aunque todo depende del día que llegue a la sala de montajes, no se crea. Que todo siempre tiene una explicación muy sencilla.
-Ya dijo que su carrera había sido larga. ¿También un poco heterogénea?
¿A qué se refiere?
-Las películas de Raphael por un lado, "Los santos inocentes" por otro.
Si a usted le llaman para escribir la historia de este palacio seguro que no se siente realizado como escritor.
-Pero cobraré un dinero, le entiendo.
Por ahí iba. Nunca he tenido una actitud puritana con respecto a mi propia obra.
-Uno de sus títulos más enigmáticos fue "El Coyote".
Cuando me llamaron para levantar el proyecto me ofrecieron unas condiciones inmejorables, pero nunca me dijeron que estábamos haciendo una película para el cine.
-¿Ah, no?
No, no. Pensaba que estábamos haciendo los primeros capítulos de una serie. Y un día descubro que la han estrenado en las salas. No me salió bien el trabajo y, además, tampoco me parece que el primer capítulo era el mejor, era el de presentación. Los otros dos que hicimos ahí están, en el olvido.
-¿Qué tal se lleva con los escritores que adapta al cine?
Salvo contadas excepciones, cuando escribo guiones no trabajo con los novelistas, no por mí, son ellos los que prefieren quedarse al margen. Sí que lo hice con Sueiro y con Félix Bayón, cuando "Adosados". Ni Cela, ni Delibes, ni Aldecoa quisieron meterse con el guión, decían que era otro sistema narrativo y me dejaron solo.
-¿Cine o televisión?
Son trabajos muy distintos. Cuando "La forja del rebelde" estuve once meses rodando, con las películas no pasas de treinta y pocos días, así que si estás un año entero con un proyecto al final tienes más simpatía por él.
-Entre sus obras destaca "Fortunata y Jacinta".
Pasan cosas muy raras. Resulta que "La forja de un rebelde" fue muy maltratada por Televisión Española. La pusieron en una mala hora, nunca la repitieron... Coincidió su estreno con los últimos años del PSOE, cuando los socialistas estaban en los saraos de los grandes empresarios y parece que no gustaba la serie, lo que decía Arturo Barea, el autor de las novelas. Me preguntan dónde la pueden ver y les digo que igual la pueden comprar en El Corte Inglés, pero tampoco. Con "Fortunata y Jacinta" eso no pasó.
-¿Ha tocado la gloria con la glorieta de Comillas que tiene su nombre?
No, hombre no. Comillas es un pueblo al que voy desde siempre. He rodado muchas de mis películas allí. A la Alcaldesa se le ocurrió la idea de poner mi nombre a la glorieta. Y ya está. Nada de glorias.
-Su última película es de 2007, ¿para cuándo la próxima?
Ahora hacer cine es un verdadero follón, así que escribo una historia y espero a que se haga. La verdad es que esta profesión mía es mendicante. Las preproducciones nos van a echar a todos del cine.
-¿Qué es lo que tiene que ver la política con el cine?
Desde siempre hemos sido personas muy poltizadas. O eres crítico o ya me contará.
© L.N.E.-abc guionistas
27/06/2009 11:26:18