03/12/2018
Valentín Fernández-Tubau escribe sobre dos circunstancias a tener en cuenta en la escritura de guiones, por ser las responsables de que un gran número de obras acaben en fracaso.
Aquí va un par de reflexiones rápidas, derivadas de recientes asesorías de guion...
1) Para que tu guion tenga alma, has de SENTIR sobre lo que escribes
Voy a complementar esta afirmación, para que veas el problema y la solución.
Lo primero que hay que decir es que, ante la capacidad de autoengañarnos, no basta con "pensar" (intelectualmente) si sentimos o no, sobre el material que escribimos. Hay una fórmula exacta para determinar si eso es así, y en menos de 1 minuto. ¿Quieres saber cuál es? No te preocupes, esto no es un teaser, te la voy a dar unas líneas más abajo. Pero antes de darte la fórmula exacta para determinar si el material sobre el que escribes "te mueve", déjame complementar la afirmación anterior con datos para noveles y para profesionales.
Especial para noveles:
Es penoso ver cómo miles de noveles sin apenas conocimientos técnicos sobre guion, se lanzan, cada año, a escribir una historia que les interesa muy poco o nada. Se quieren convencer de que les interesa, pero realmente aquello no hace vibrar ni al más hiperactivo de sus átomos. No importa si tal enfoque deriva de un mal entendido sentido de la estrategia de "venta", o de un empache de teorías de los gurús que acaban por matar la sustancia real, por una excesiva concentración en la carcasa. El caso es que llegamos al mismo punto de destino.
Antídoto:
1) Pensar "bien" en el público
La manera en la que un autor debe pensar en el público no es la misma en la que piensa un distribuidor o un productor. El autor no debe pensar en términos de "taquilla" sino en términos de "interlocutor". El público es el recipiente de nuestra comunicación autoral. Es a quién comunicamos eso que debemos sentir primero nosotros; y se lo comunicamos con el propósito de contagiarle. El contagio puede ser benévolo o malévolo, trascendental o meramente lúdico,... Eso dependerá de los gustos y ética del autor. Pero, a no ser que sea un onanista de las letras, el autor debe ser consciente de que sus escritos provocan emociones y reacciones a un público al que quiere dirigir su obra. Y si tiene la destreza de orquestar una experiencia que genere en ese público la respuesta emocional vislumbrada, irá por buen camino. En consecuencia, pensar en el público como autor, no tiene NADA que ver con escribir una historia porque pensemos que venderá más o menos. Quien asocie "pensar en el público" a eso, está equivocándose de rol. Ese no es nuestro baremo para seleccionar historias, ni lo debe ser. Si acaso, solo para desempatar entre un par de opciones que nos resulten igualmente apasionantes. Pero jamás debe determinar nuestra elección si previamente no sentimos PASIÓN por la historia. Resumen: la manera que los autores debemos pensar en el público es como recipientes de nuestra comunicación autoral, no como euros andantes. El segundo tipo de pensamiento genera vistosos efectos paradójicos.
2) Recordar que una carrocería sin motor no va a ninguna parte
Desafortunadamente, los gurús de los 80 y los nuevos gurús, crean libros sobre la escritura de guiones que, erróneamente, dan a entender a quienes los leen que la forma es más importante que la sustancia. Y si bien es cierto que sin forma no hay vehículo adecuado para la sustancia, la forma sin sustancia es el vacío absoluto. De ahí que veamos centenares de guiones que siguen el paradigma de Field, cumplen el viaje del héroe según Vogler, se ajustan a las recomendaciones de McKee, son espejos de los pasos recomendados por Snyder o Truby... pero les falta ALMA. ¿Por qué? Porque sus autores se lanzaron al frenesí de escribir envueltos en una patente emoción... por las teorías de los gurús más que por el contenido de la propia historia que estaban escribiendo.
3) Determinar si sentimos o no por la historia que hemos ideado como embrión, antes de ponernos a escribir. (Ver fórmula exacta más abajo).
Especial para profesionales:
Cuando un novel se lanza a escribir sin apenas técnica y sin sentir por la historia que escribe, el desastre está cantado. Pero ¿qué sucede cuando tenemos pericia, conocimiento de la técnica y oficio en la escritura de guiones y no sentimos por la historia?
La respuesta es sencilla: puede que formalmente esté correcta, pero le seguirá faltando ALMA. Como mucho, podremos aspirar a parecernos a ese seductor que conocía todas las artes del enamoramiento y aparentaba estar enamorado sin estarlo,... pero aquella "historia de amor" era, en verdad, una farsa. Por falsa. Y la cuestión es: ¿eso es a todo lo que aspiramos? ¿A ser impecables farsantes? ¿O nos hemos metido a esto de la escritura por algo más? ¿Acaso por contagiar algo de nuestra piel, nuestra visión, nuestros sentimientos, nuestras inquietudes,...? ¿O nada de eso nos importa ya? En el caso de que todavía recordemos lo que nos hizo apasionarnos por la escritura, la pauta está clara: debemos SENTIR por lo que escribimos. No hay otra.
La fórmula : ¿cómo determinamos si sentimos o no?
Lo que aquí te doy es un método. Desde luego que no es el único. pero es un método práctico, fácil y rápido para determinar si la historia que estamos ideando nos hace sentir o no, manteniendo la puerta cerrada al autoengaño. Evidentemente, no sirve para todo tipo de historia, pero sí para un buen número de ellas. Aquí va.
Condiciones de la historia para que la fórmula sea aplicable:
- Debe tener un detonante claro: ese rayo que cae en el universo del protagonista y que le pone todo patas arriba.
- El "rayo" debe despertar la intención de conseguir algo ("meta dramática" y "objetivo dramático" del protagonista): da igual lo que sea (rescatar a un ser querido raptado, cambiar el sistema, conquistar el amor de una persona, derrocar a un tirano, desahogar un instinto de venganza, destapar una corrupción,... lo que sea)
Si tu historia cumple las dos condiciones - "rayo" (detonante) y "meta derivada del rayo":
1) Imagínate en el papel protagonista.
2) Imagínate que te golpea "el rayo" de tu historia.
3) Imagínate que, como consecuencia de eso, determinas ir a por la meta dramática
4) Contesta a esta pregunta: en esta recreación interna ¿has sentido algún tipo de emoción? (¿te ha golpeado o agitado un chakra, el abdomen, el corazón...?
Si ha sucedido, probablemente sientes una fuerza que va más allá de lo intelectual; y un impulso a escribir más sobre eso. La sensación debe ser parecida a cuando ves a una persona y te surge algo desde la víscera (no como producto de una calibración intelectual y de la apreciación de su belleza o virtudes, sino desde dentro). Entonces has dado con una historia que te mueve. Si tu comprensión ha sido solo intelectual, pero NO has sentido emoción o intriga visceral, aunque la historia tenga valores, te dejan frío, falta pasión, falta víscera... Y la pasión y la víscera son fundamentales para que la historia te surja de dentro con fuerza, como una locomotora. Con la misma fuerza que me surge al teclear este escrito desbocado, porque me “quema” el transmitir esto, y lo siento por dentro.
Espero que lo pruebes. Y que te sea útil. Resultado: una papelera llena de ideas descartadas y una selección de historias que realmente TIENES que contarnos.
2) Por bien construido que tengas un argumento, si no dialogas bien, arruinarás la historia
Parezco un disco rayado. Lo llevo repitiendo insistentemente desde 1999, cuando creé el curso "Los diálogos en el Guion" ante el pasmoso vacío que había en ese campo.
Por muy sólida que tengas la estructura y el argumento, si fallas en los diálogos TODO se hunde y encima parece que escribes fatal. No importa lo bien que hayas trabajado lo demás.
Se trata de la parte más compleja de la escritura de guiones porque no solo tiene que ver con la escritura sino con la lingüística (pragmática), la psicología, la comunicación no verbal, y la musicalidad y sentido del ritmo. El gran fracaso de la mayoría de las clases o libros sobre diálogos es que olvidan que se requiere un enfoque multidisciplinar. Y dada la complejidad, la ausencia de literatura eficaz al respecto es patente. La mejor prueba es que durante 18 años he navegado prácticamente en solitario en este campo en el que se han formado más de 15.000 alumnos, centenares de ellos en el sistema más avanzado: el curso oficial online, que intento poner en pie al menos una vez al año.
Finalmente, me ha salido "competencia" en esta desértica área de especialización. McKee ha publicado un libro sobre diálogo. Prometo leerlo y comentar. Lo bueno que aprecie en él, le será reconocido. Porque está bien sacar a la luz si hay buenos materiales sobre diálogos, que tengan sentido, que sean prácticos, que vayan más allá de subjetividades y opiniones o generalidades de escasa aplicación. Es demasiado importante para el guionista profesional y novel como para obviarlo.
Y es que como autor, cuando menos, debes desarrollar la capacidad de "ver" si un texto tiene fallos de diálogo y saber cuál es su solución. Igual que tienes la capacidad de ver si una foto está enfocada o desenfocada, demasiado oscura o demasiada clara. Sin subjetividades. Y en un segundo nivel debes afinar incluso más: “Para compensar la escasa luz bajaste tanto la velocidad de obturación que salió movida. Lo hubieras solucionado con un trípode… o con un objetivo más luminoso”. Lo que sea… Pero con claridad. No vale la ambigüedad. “El guiso está soso”. “El guion es soso”. No, no,… “Al guiso le sobra pimentón dulce y le falta sal y un toque de cúrcuma”. “Al guion le sobra esta redundancia concreta, y le falta un set-up en la escena X que te evite recurrir a la casualidad en esta escena para comunicar tus necesidades autorales al espectador por medio de que tu protagonista pronuncie un diálogo que no pronunciaría ni un alienígena”. O, sin más: “Todos los personajes tienen ese inconfundible aroma… a ti”. Vale, ¿qué haces al respecto?
Es importante para analizar correctamente los guiones de los demás. Pero también para escribir correctamente nuestros guiones, sin que la torpeza en ese campo eche abajo nuestro buen trabajo en partes previas de la creación de la historia.
Hoy no te dejo enlaces. Tan solo la reflexión.
Y la noticia de que, por fin, tras un poco de retraso, abriremos nueva convocatoria para el Curso Oficial Online "Los Diálogos en el Guion" (2017) esta semana, y también vamos a abrir becas especiales para facilitar la inscripción con el 50% sufragado. El curso dura 6 meses, aunque los más rápidos lo harán en 3 y los menos, en 9.
Este año presentaremos novedades. Y para los antiguos alumnos habrá posibilidades de reenganche especial, si lo desean. De todo ello te hablaré esta misma semana.
Por ahora solo te quería hacer reflexionar sobre dos aspectos que debes tener muy presentes en tu escritura.
1) Para que tu guion tenga alma, has de SENTIR sobre lo que escribes
2) Por bien construido que tengas un argumento, si no dialogas bien arruinarás la historia
Espero que te haya sido útil.
Valentín Fernández-Tubau
Cofundador y director de Abcguionistas y Ars-Media
15/05/2017 14:10:48
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