19/11/2010 - 21 usuarios online
El guionista Alberto Macías, cuya aportación viene reputada por su categoría no sólo como gran guionista (Canguros, Manolito Gafotas, A las 11 en casa, Cuéntame cómo pasó), sino como docente, ha sido uno de los protagonistas del Curso sobre Cine y Literalidad que se desarrolla esta semana en Comillas (Santander).
"El guionista se valora por cómo cuenta, no por lo que inventa”. Con esta afirmación comenzó su intervención Alberto Macías, quien señaló que prefiere trabajar con una obra original propia, y calificó a Eduardo Ladrón de Guevara, co-guionista de Cuentamé cómo pasó como su “casi pareja de hecho”, siendo “casi uno solo” después de tanto tiempo trabajando en un proyecto común, informa Santander Ciudad Viva.
Su obra, la obra de los guionistas “no es sólo el guion, sino la película final” y hay una serie de condicionantes que hay que entender y respetar de acuerdo a la visión de conjunto.
En este sentido, aclaró la idea de que el trabajo del guionista es tomar decisiones comparando su misión como un camino, un bosque en el que se van encontrando diferentes vías por las que seguir y en el que es necesario tener claro, hacia dónde ir.
“El guion está obligado a continuar o morir” afirmó categórico Macías. “El proceso de lectura de una película es lineal y eso obliga a dejar claro todo lo que estás contando sin necesidad de volver atrás”.
El ritmo, otro aspecto fundamental para Macías, “es la habilidad con la que sabemos colocar las piezas, el guionista controla el ritmo de exposición” al igual que debe estar claro que el diálogo “es acción, nace de la situación y la completa”, aprovecharlo para contar cosas es una “chapuza”; concebir una escena en función de lo que se va a decir, “es un error”.
El punto de vista sobre las cosas fue otro de los aspectos tratados: “Uno no va a cambiar el mundo con la novelas o las películas, pero debe tener cierto compromiso con lo que se cuenta”. La concordancia entre el autor de la novela y el autor del guion es fundamental en este sentido, pero el punto de vista “es irrenunciable”.
“Para mí, el único objetivo a la hora de narrar, es emocionar”, concluyó.
De nuevo se citó a Azcona, recordando su frase de que le gustaba el cine porque él escribía un texto y más tarde, “alguien se encargaba de ponerle los acentos” y reafirmando su importancia en el cine español de las últimas décadas.
El guionista estructuró la parte práctica en el cuento de Arturo Vivante “Cancan” que leyeron algunos de los alumnos para pasar a debatir el contenido del texto.
© S.C.V./ abc guionistas
10/07/2008 08:16:34