13/12/2010 - 11 usuarios online
El siempre controvertido cineasta Oliver Stone insiste una y otra vez que su "biopic" -necesariamente inconclusa- sobre la figura del aún presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, titulada "W.", no está movida por su pasión ni siquiera por su propia ideología. "No ha sido nuestra intención ser maliciosos ni juzgar a Bush y su gobierno. Su administración y él hablan claramente por sí mismos", sostiene el realizador en declaraciones a Reuters.
Admite, no obstante Stone que si lanza "W." en su país el próximo viernes 17, a tres semanas de las elecciones presidenciales, es para que el electorado reflexione sobre lo que han sido sus ocho años de presidencia. Y lo hace -afirma- consciente de que Bush va a dejar un legado difícil de olvidar.
"Sea quien sea el que gane las elecciones -dice en la entrevista-, el impacto de Bush ha cambiado el mundo. Deja en herencia al mundo tres guerras - Irak, Afganistán y la guerra contra el terrorismo - y el legado de sus ataques preventivos. Estos perseguirán a su sucesor durante años. Es bueno para la gente, antes de las elecciones, pensar sobre quién eligieron hace años y sobre dónde estamos ahora mismo como país".
"W.", mezcla drama y comedia, con Josh Brolin en el papel del dos veces presidente de los EEUU, y recorre desde su juventud en una fraternidad para chicos ricos, hasta las semanas previas a la invasión y ocupación de Irak, pasando por su ascensión política desde la gobernación de Texas. Por razones obvias, la última herencia de Bush, la actual crisis financiera que desde su país golpea a todo el mundo, no ha podido ser recogida en el guion, que coescribió junto a Stanley Weiser, usando como fuentes memorias de antiguos funcionarios de la Casa Blanca.
Subraya Stone que ambos "aparcamos nuestras ideas políticas en la puerta", y rechaza que su película sea una caricatura, ya que "intenta entender a Bush y convertirle en un ser humano. He intentado ser justo y equilibrado, no tomar partido".
En el mismo texto de Reuters habla también el protagonista, Brolin, alter-ego del presidente, quien asegura que dudó a la hora de aceptar el papel, pero lo hizo tras leer el guion, que le emocionó y entristeció, y así asumió el "mayor reto que puede tener un actor en la vida".
Hasta el momento, las críticas han sido mayoritariamente buenas o al menos equilibradas. Los columnistas norteamericanos parecen coincidir en que no se trata de una biografía en blanco y negro, aunque su tendencia psicoanalítica y freudiana para explicar el complejo de inferioridad de George respecto de su padre ha sido lo menos apreciado.
© abc guionistas
14/10/2008 09:01:00