17/07/2013 - 26 usuarios online
Se estrena en España esta semana "Mi encuentro con Marilou", la última película del director francés Jean Becker ("Verano asesino", "Mis tardes con Margueritte"). El veterano cineasta, hijo de uno de los maestros del cine galo, Jacques Becker, adapta en ella una novela de Eric Holder sobre el encuentro casual entre un artista que se acerca al final de sus días y una adolescente sin norte. Entre ellos surge una relación casi paternofilial. Patrick Chesnais y Jeanne Lambert protagonizan esta cinta, que llegó a los cines franceses hace justo un año.
- ¿Por qué decidió adaptar la novela "Bienvenue parmi nous", de Eric Holder?
Mi hijo me dio el libro y me pareció una historia muy sombría. Me llevó mucho tiempo decidirme, pero cuando descubrí cómo podía aligerarla y darle un toque más optimista, pensé que podría hacer una película. Es la historia de un hombre que está perdido y conoce a una chica de 15 años abandonada por su familia. Ella sigue teniendo ganas de vivir y le muestra el camino como si fuese su hija. Aquí es donde vi el potencial para hablar de temas que me importan mucho.
- ¿Qué ha querido comunicar con la historia?
Es difícil analizarlo. Una vez que conseguí el marco, todo empezó a encajar durante el proceso de escritura. Pensé en lo que se dirían en una situación semejante y decidí dejarles vivir día a día, permitiendo que les impulsaran las emociones que recuperaban poco a poco. Todo empieza a partir de su inesperado encuentro. A continuación acaban a orillas del mar, pero habrían podido llegar a la cima de una montaña. Ocurrió así. Él echa a andar y le dice a la chica que le acompañe sin pensarlo dos veces. Son unos vagabundos que acaban en una playa.
- ¿Cómo planeó el encuentro?
La idea de trabajar con Patrick Chesnais me vino muy al principio, e verle en el personaje influyó en lo que escribí. Primero le di un tratamiento y desde el momento en que se apuntó, escribí el papel para él. Hacía tiempo que quería trabajar con Patrick. Incluso cuando rodé Verano asesino, le pedí que viniera a hacer una prueba, pero no interesó a la productora. Para mí, es uno de los actores más interesantes actualmente. Es un hombre muy especial. Tiene un universo propio, una forma de expresarse realmente única y nunca da la impresión de estar interpretando. Patrick es increíblemente natural. El personaje puede parecer algo lúgubre, pero cuando sonríe, comunica una sensación muy fuerte. Una sonrisa suya llega mucho más lejos que una carcajada de otros. No importa que se queje o esté enfurruñado; su humanidad siempre desborda del caparazón en que se ha envuelto.
- ¿Construyó el personaje de Taillandier a partir de Patrick Chesnais?
Imaginé a un hombre que pudiera tener la misma actitud física que Patrick, pero si el personaje solo hubiera sentido amargura en su interior, jamás habría sido capaz de ocuparse de la adolescente. Para entender realmente lo que le pasa al principio de la película, indagué en su depresión. Incluso fui a un especialista y le pedí que leyera la historia. Me dijo que funcionaba. Taillandier, el personaje de Patrick, la recoge porque está tan perdida como él. Poco a poco, empieza a sentir afecto por la niña, y a medida que se responsabiliza de ella, cambia. Esto es lo que acaba por salvarle.
- ¿Cómo encontró a la actriz para el papel de la adolescente?
La directora de casting, Sylvia Allegre, había entrevistado a Jeanne Lambert para mi película anterior, "Mis tardes con Margueritte". Le había parecido una actriz interesante y se quedó con sus datos. Contratamos a especialistas en actores adolescentes para encontrar a Marilou, pero Sylvia me sugirió que viera a Jeanne. A pesar de que me propusieron otras posibilidades, me quedé con Jeanne. Me di cuenta inmediatamente de que tenía un gran instinto. Puede aparentar la mayor superficialidad y un segundo después mostrar una actitud profunda. También me gustó que físicamente estuviera en esa edad indefinida entre una adolescente y una mujer.
- Miou-Miou y Jacques Weber también están en la película…
Son dos actores excelentes. Miou-Miou no tiene un papel muy grande, pero aceptó trabajar con Patrick Chesnais. Me preocupaba que se negara. Necesitábamos una actriz de su talla para que el personaje existiera en tan pocas escenas. Aporta humanidad, calidez y personalidad a la película. En cuanto a Jacques Weber, el papel del amigo le va de maravilla. Comunica bondad y afecto. Se sintió feliz de formar parte de la película.
- ¿Cómo definiría su estilo cinematográfico?
Hay dos cosas que me interesan, las relaciones humanas y las emociones. Una película puede inspirar cualquier cosa, desde alegría a tristeza, e intento asegurarme de que emerja algún tipo de emoción en cada escena. Me gusta que el espectador pase de una emoción a otra sin respiro, y que cada película conmueva. Es lo que me gusta y lo que busco en las películas de los demás, antiguas o actuales, o en los libros, la música e incluso los cuadros. Observo, escucho y, de pronto, siento algo. No ocurre de inmediato. Pero me pasa con un cuadro o con un solo de Charlie Parker. Hay que estar abierto, y es lo que intento inspirar a los demás. En mis películas siempre intento plasmar el encuentro entre dos personas que jamás se conocerían en circunstancias normales, que no tienen nada que ver. En esta ocurre, como ocurría en Mis tardes con Margueritte y Conversaciones con mi jardinero.
- Reunir a personas más allá de ideas preconcebidas es un tema recurrente en todas sus películas. ¿Es algo que le atañe en particular?
Desde luego. Nunca nos paramos a hablar con la gente. Cuando era joven, me quedé dos años y medio sin trabajar después de hacer mi primera película, que no tuvo mucho éxito. No fue un momento maravilloso. Pero quería hablar con la gente; subía al metro y hablaba con perfectos desconocidos. Encontré a personas sorprendentes. Incluso tomé copas con algunos de esos desconocidos. Pero creo que hoy en día la gente tiene miedo de hacer eso. El menor contacto se percibe como una agresión, y es una pena.
- ¿Qué cree que aportará la película al público?
Espero que el espectador se lleve la emoción a casa. No recuerdo quién me dijo una vez que no era nada bueno que alguien saliera del cine y se preguntase inmediatamente dónde había dejado el coche. Ojalá salgan del cine y se pierdan antes de darse cuenta de que el coche está en la otra dirección. Quiero que se lleven la emoción de la película. A menudo pienso en Le jour se lève o Cowboy de medianoche, y esto – lo digo con toda modestia – es lo que intento compartir con el público. Me pongo en su lugar y pienso en lo que me conmueve, con la esperanza de que también lo comparta el espectador.
- ¿Cómo situaría esta película en su obra?
Es una película muy importante porque la historia significa mucho para mí y porque me la sugirió mi hijo. También ha sido, por fin, la oportunidad de trabajar con Patrick Chesnais. Ahora es un amigo, años después de nuestro primer encuentro. Me gustó mucho trabajar con ese hombre por el que siento un gran afecto.
abcguionistas
17/06/2013 19:56:58