01/03/2021


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El guionista de TV Miguel Sáez Carral habla sobre su experiencia como novelista


Sáez Carral

Un trabajo que obliga a una dedicación las 24 horas. "Si estás tomando café, le estás dando vueltas; si te vas a la cama, cuando te montas en el coche...". Miguel Sáez estuvo así siete años, sin vacaciones ni fin de semana. Un día paró. En lugar de escribir guiones de series prefirió recuperar esa novela sobre su pasado, Apaches, que acaba de ver la luz. "Ha sido una especie de descanso, de regenerar la mente. Muchas veces hay que dar un paso atrás para tomar oxígeno y valorar mejor lo que has hecho hasta entonces".

Miguel es ahora jefe de ficción de Producciones Mandarina y dirigió las entrañas de Sin tetas no hay paraíso o aquel serial de Al salir de clase. Era el jefe de guionistas, el arquitecto que dirige la construcción de las tramas hasta los diálogos que se entregan al director y al productor ejecutivo. No, el trabajo de guionista ni está valorado, ni está bien pagado. "Ya lo decía aquel chiste: "era una actriz tan tonta que se acostaba con el guionista de la película".

Antes de la novela Miguel Sáez Carral dirigió el guion de la serie Homicidios, protagonizada por Eduardo Noriega, y que no tuvo la fortuna que merecía en las noches de Telecinco de hace dos años. El público no se interesó por las investigaciones de un brutal asesino en serie y la ficción acabó pasando mucho frío en las madrugadas hasta su conclusión. Su principal guionista prefirió entonces descansar. Escribiendo más, pero su novela. "El papel lo aguanta todo, puedes fantasear lo que quieras porque como guionista te debes atener a lo que es posible producir". De ahí la libertad con la que un escritor puede hincar el diente a la pantalla en blanco cuando se trata de una novela, y no cuando tiene que convertirse en guion. "Lo habitual es que digas que la novela te gustó más que la película. Todo aquel escritor que se queja de las adaptaciones de sus obras lo que tenía que haber hecho es no vender los derechos. Es la única forma de realmente proteger tus personajes, sí así lo quieres", razona.

Durante años Miguel estuvo reunido con su gente de confianza. Aportando ideas entre todos y después, a trabajarlas. "El guion es un trabajo de equipo muy grande. Más de lo que pueden imaginar los que no pertenecen a este gremio. Y todo está compartimentado: argumentos, escaletas y diálogos". En el génesis de cada proyecto hay una pizarra que se va llenado de personajes, sucesos, tramas. Cuando está completa, se pasa al papel: lo que se llama la biblia. Y tras aprobarse ese argumento, hay que pasar a las frases. "Homicidios se gestó durante muchas horas en un bar irlandés, el O'Mailey, debajo de la oficina, durante días estábamos de reunión, completando". Rellenando páginas y a su vez todos esos personajes "que tengan vida, claroscuros, como cualquiera de nosotros".

Ese universo escrito, en planos literarios, pasa después al productor ejecutivo y al director, los que con los distintos equipos lo erigirán de forma material, desde los actores a la iluminación.

Miguel Sáez prepara nuevos proyectos y a lo largo de su trayectoria ha tenido encargos bien diferentes. Todo el proceso anterior se acelera de forma endiablada cuando se tratan de seriales, de telenovelas diarias. Ahí la cualidad de la "gran capacidad de trabajo" que impepinablemente ha de tener un guionista es cuando se revela más. "En los seriales diarios ningún equipo puede ir por detrás de su calendario". Tal como sucede en la parrilla, han de producir un capítulo al día, y cada uno varios días por delante de los demás. "Y en general todo debe ir sobre un mes por delante de la programación. Si no grabas un capítulo diario, al final el tiempo te come", advierte Sáez. Además de capacidad de trabajo, el guionista debe tener un talento innato y ser creativo. Y ser capaz de escribir y reescribir todo lo que sea necesario. "Creo que era Billy Widler quien decía que las tres cosas más importantes en una película era el guion, el guion y guion", agrega. Una profesión que reclama más reconocimiento y más peso en las decisiones. No suele ser frecuente. En Estados Unidos cada vez tiene más brillo la figura del showrunner, el creador integral, director de guion y productor ejecutivo a la vez, como Aaron Sorkin, autor de El ala oeste de la Casa Blanca y The Newsroom; o Vince Gilligam, con Breaking Bad.

DIARIO DE SEVILLA / Noticine

27/02/2014 10:32:03

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