06/08/2020
"Los cineastas españoles no podemos competir en igualdad de condiciones con los efectos especiales estadounidenses, pero podemos hacer historias que tengan alma", argumenta la directora y guionista navarra Helena Taberna. Creadora reconocida por múltiples jurados gracias a la visión que aportó al largometraje "Yoyes", el título español más premiado a nivel internacional junto con "El Bola", acaba de participar en una mesa redonda en Tenerife dentro del ciclo "De lo local a lo universal". Su conferencia giró en torno a las "Historias con alma que traspasan fronteras". Taberna está convencida de que "si diriges con miedo la creatividad deja de ser libre", señala la cineasta que llevó a la gran pantalla parte de la biografía de la primera mujer que ocupó un puesto relevante dentro de la estructura de la banda terrorista ETA.
- ¿Hacer "Yoyes" le generó miedo o inseguridad?
El miedo existió durante el proceso de documentación, pero en cuanto comenzó el rodaje desapareció. Si diriges con miedo la creatividad deja de ser libre.
- ¿Tocar en un filme una trama de ETA es un acto de valentía?
No fue fácil acometer aquel proyecto. La sociedad está repleta de prejuicios y la situación en la que apareció "Yoyes" -premiada con más de una docena de galardones a nivel nacional e internacional- no era la actual. La película narra las contradicciones de una joven de 18 años que se siente atraída por un movimiento de resistencia que finalmente se convierte en algo no deseado por ella.
- Esa historia fue su estreno como directora y, además, le proporcionó numerosos premios. ¿Tras aquel debut soñado sus niveles de exigencia cambiaron?
Los que crecimos en la periferia sabemos lo que cuesta triunfar en el cine y lo difícil que es darle al público una historia que tenga la capacidad de conmover. Procuro que todos mis guiones tengan sentimientos y ayuden a pensar.
- ¿Se siente atraída por las películas de "carne y hueso"?
Los cineastas españoles no podemos competir en igualdad de condiciones con los efectos especiales estadounidenses, pero podemos hacer historias que tengan alma. El cine que a mí me gusta está lleno de detalles; pequeñas cosas que al final se convierten en grandes historias.
- ¿Qué tipo de satisfacciones le ha proporcionado ese cine?
Prefiero contar una historia real y no presumir por ello que escuchar o leer que la película que estoy a punto de ver o acabo de visionar está basada en un hecho real. Eso sí que es un "bluff"... La noche en la que TVE proyectó "La buena nueva" la audiencia superó los dos millones de espectadores. Incluso, registró un "share" superior al de "La Noria".
- ¿Cuál es su opinión sobre el cine español?
Todos hablan de crisis, pero no es una situación límite. España hace un cine de calidad, pero tenemos que escribir mejores guiones. Hay calidad, pero faltan buenas historias; guiones que ayuden al espectador a reflexionar y realizar unas mejoras en lo que son los canales de distribución. En eso sí que nos ganan los americanos. La promoción de nuestro cine debe dignificar a sus profesionales.
- ¿Cómo valora la ley Sinde?
Es algo que no domino, aunque es verdad que hay que empezar a fijar unas normas básicas de uso sobre lo que no es de otros. Desconozco los pormenores de la ley Sinde, pero puede que todo esto llegue con cinco o seis años de retraso. Lo de pagar un pequeño canon rompe la norma y molesta, pero de alguna manera hay que empezar a regularizar el uso de la red.
- En su producción la mujer siempre tiene un papel decisivo. ¿Es un eje de inspiración?
Esto es algo que no tengo programado antes de madurar una idea, pero es verdad que siempre acaba apareciendo. Es un personaje que está vivo dentro de mí y que suelo rescatar por la admiración que le tenía a la figura de mi madre.
- En "Nagore", su última película, relata la muerte violenta de una mujer a manos de un psiquiatra en el transcurso de los San Fermines de 2008. ¿Otra apuesta por el cine denuncia?
Al principio dudé cómo afrontar el proyecto. Si apostar por un documental o tratarlo en una película. Soy una apasionada de la escenografía que rodea a los juicios norteamericanos y tuve la fortuna de contar con las imágenes en las que se reconstruía la muerte y las cuarenta y dos horas de juicio. Quise incluir en esta historia las cuatro partes en litigio y someter a opinión pública la efectividad de los tribunales populares. Hay un elevado porcentaje de verdad en mis películas que tiene que ver con la capacidad de análisis del público. Es como si encontrara una piedra en bruto y empezara a moldearla a mi gusto sin sensacionalismo y con mucho respeto.
- ¿Se considera una voz crítica?
Tanto en la literatura como en el cine hay que abrir zonas de debate. Mis películas no terminan cuando aparecen los créditos finales. Prefiero dejar el relato abierto y que el espectador busque un final que sea creíble.
© El Día - abc guionistas
24/02/2011 10:50:25
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